Los siguientes consejos para practicar la Cuaresma responden a este desafío. Todo buen cristiano ha tenido que leer, aunque sea una vez en su vida, el Catecismo de la Iglesia Católica, libro originalmente escrito para ser fuente y texto de referencia para obispos y diocesanos designados en las parroquias, de manera que ellos lo utilicen en la creación de sus programas catequéticos. Este libro presenta al Catecismo en su forma más abstracta y académica; el como se debe enseñar la doctrina contenida ahí siempre se ha dejado que sea a criterio de los catecúmenos locales. Utilizamos el ejemplo del Catecismo para ilustrar claramente el desafío común que enfrentamos como padres católicos: ¿como hacer específica una enseñanza general? ¿cómo hacer de la teoría una práctica diaria? ¿Cómo simplificar el concepto complejo sin perder la idea esencial? Este desafío se hace concreto particularmente en la vida familiar. La vida familiar puede ser descrita como el día a día de numerosas actividades que civilizan esas pequeñas barbaries, las cuales terminamos de pulirlas en nuestro propio camino de conversión. Hacemos que nuestros hábitos, costumbres y prácticas de nuestra vida cristiana sean comprensibles y enseñables a los pequeños sin hacer que estas enseñanzas sean aburridas o superficiales. Los siguientes consejos para practicar la Cuaresma responden a este desafío. Hemos decidido empezar con el ayuno, indicando cuál es su objetivo, y luego sugiriendo algunas formas de hacer provechoso este período de 40 días de oración, penitencia y ejercicios espirituales en preparación para la celebración de la Pascua. Existen dos tipos de ayuno: 1) Ayuno corporal o externo Incluye la abstinencia de algunas comidas, bebidas y otras diversiones como la música, las fiestas, los juegos de azar, etc. sobre todo en los días cercanos al triduo pascual. En una sociedad hedonista atravesada por una cultura de muerte como la nuestra se hace necesario la practica del ayuno, la cual debería empezar por la familia. Practicas corporales:
2) Ayuno espiritual o interno Consiste en la abstinencia de todo pecado mortal. San Juan Crisóstomo enseñó que el valor del ayuno consiste no tanto en la abstinencia de comida; sino en la abstinencia de practicas pecaminosas. Y San Basilio el Grande explicó que alejarse de toda maldad significa mantener nuestra boca cerrada, controlar nuestra ira, eliminar nuestros deseos malos y evitar todo chisme, mentira y blasfema. Absteniéndose de todas estas cosas descansa el verdadero valor del ayuno. Practicas internas:
La práctica de las virtudes y las buenas obras debe ser otro de nuestros en la Semana Santa. Los Padres de la Iglesia insistieron que durante la Cuaresma se debe ser fiel a los servicios propios de este tiempo litúrgico y asistir a la Misa diariamente. Con el paso del tiempo, nuestra disciplina por el ayuno ha sufrido numerosos y radicales cambios. Hoy en día, desafortunadamente, la observancia de la Cuaresma se ha convertido en mero formalismo, reducido a la abstinencia en ciertos días, sin ninguna preocupación en el crecimiento espiritual o en el propósito de tener una coherencia de vida. Es urgente retornar a las raíces del espíritu de esta gran fiesta tan requerida en estos tiempos en que el mundo es presa de la cultura material y superficial. Practicas espirituales (virtudes y buenas obras)
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Noviembre 2015
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