Señor Jesucristo,
tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre del cielo, y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él. Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación. Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero; a la adúltera y a la Magdalena del buscar la felicidad solamente en una creatura; hizo llorar a Pedro luego de la traición, y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido. Haz que cada uno de nosotros escuche como propia la palabra que dijiste a la samaritana: ¡Si conocieras el don de Dios! Tú eres el rostro visible del Padre invisible, del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el perdón y la misericordia: haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso. Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos de debilidad para que sientan sincera compasión por los que se encuentran en la ignorancia o en el error: haz que quien se acerque a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por Dios. Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción para que el Jubileo de la Misericordia sea un año de gracia del Señor y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo, llevar la Buena Nueva a los pobres proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos y restituir la vista a los ciegos. Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia, a ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
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Oración en caso de desastres naturales o por la acechanza de huracán peligroso "Dios omnipotente,
que afirmaste la tierra sobre sus cimientos, te pedimos que disipes nuestros temores y escuches nuestras súplicas, para que, apaciguados los huracanes de los océanos, experimentemos constantemente tu misericordia y seguros de tu protección, te sirvamos con acción de gracias. Acuérdate de nuestros hermanos que están en peligro, ayúdales. Y haz que descubran, mediante las indicaciones de los expertos, tus designios para nuestro México. Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos." ¡Oh Nombre glorioso, Nombre regalado, Nombre amoroso y santo!
Por ti las culpas se borran, los enemigos huyen vencidos, los enfermos sanan, los atribulados y tentados se robustecen, y se sienten gozosos todos. Tú eres la honra de los creyentes, Tú el maestro de los predicadores, Tú la fuerza de los que trabajan, Tú el valor de los débiles. Con el fuego de tu ardor y de tu celo se enardecen los ánimos, crecen los deseos, se obtienen los favores, las almas contemplativas se extasían; por ti todos los bienaventurados del cielo son glorificados. Haz, dulcísimo Jesús, que también nosotros reinemos con ello por la fuerza de tu santísimo Nombre. 9/2/2015 Comentarios Oración del enfermoSeñor,
Tu conoces mi vida y sabes mi dolor, Haz visto mis ojos llorar, Mi rostro entristecerse, Mi cuerpo lleno de dolencias Y mi alma traspasada por la angustia. Lo mismo que te pasó a ti Cuando, camino de la cruz, Todos te abandonaron Hazme comprender tus sufrimientos Y con ellos el Amor que Tu nos tienes. Y que yo también aprenda Que uniendo mis dolores a Tus Dolores Tienen un valor redentor por mis hermanos. Ayúdame a sufrir con Amor, Hasta con alegría. Sí no es ¨posible que pase de mi este cáliz¨. Te pido por todos los que sufren: Por los enfermos como yo Por los pobres, los abandonados, los desvalidos, los que no tienen cariño ni comprensión y se sienten solos. Señor: Sé que también el dolor lo permites Tú Para mayor bien de los que te amamos. Haz que estas dolencias que me aquejan, Me purifiquen, me hagan más humano, Me transformen y me acerque más a Ti. Amén. 9/2/2015 Comentarios Súplica de SanaciónPadre celestial,
que nos has revelado tu bondad en la vida y la palabra, en la Pasión, la Muerte y la Resurrección de tu Unigénito, nuestro Señor Jesucristo: despierto a tus bienes y a mis males, vengo a implorar tu misericordia para mi vida, para mi muerte y para el destino eterno que me aguarda. Desde ahora quiero aceptar tu designio sobre mí, porque comprendo que tu voluntad habrá de realizarse, con mi acatamiento o sin él, pero me parece que redunda en gloria tuya que mis rebeldías se abajen ante tu majestad y que mi voluntad busque servirte no por necesidad sino por amor. Reconozco tu providencia sobre toda mi vida; ahora sé que siempre me cuidaste, incluso cuando yo me descuidaba, y que estabas más dispuesto tú a procurar lo que me hiciera bien que yo a evitar lo que podía hacerme mal. Y así admito que no he sido buen señor de mi vida, ni buen defensor de mi causa, ni buen administrador de mis bienes. Padre Bueno, Generoso Dador de todo bien: atraído por tu luz, que ha vencido mi ceguera, quiero proclamar tu Evangelio en mi historia. ¡Oh sí! ¡Que la voz de tu Enviado y Ungido repueble la soledad y las ruinas que el pecado dejó en mi vida! Padre: de otro modo no seré feliz; de otro modo, todo será perdido para mí. Y tú no te gozas en la muerte del pecador, sino en que cambie de conducta y viva. Precio soy de la Sangre de tu Hijo; yo soy la razón de sus azotes y de su cruz; pero sobre todo, soy la razón del abundante amor que destilaron sus palabras y sus heridas, sus milagros y sus llagas, sus oraciones y su muerte. Por amarme llegaste a tal extremo, y nada tengo para retribuirte lo que me diste, sino de nuevo ofrecerte la vida y el amor inestimable de tu Hijo, esta vez unido a mi amor y a mi vida. Por eso quiero y anhelo que tu victoria sea plena, irrevocable y definitiva en mí y en todas mis cosas. Ahora que he vuelto a ser dueño de mí, porque tú me posees, clamo a tu Espíritu aquella obra de gracia que me otorgue la libertad de servirte con más amor y constancia. Sí, Padre, ya que tu Palabra me concede hablar, que tu Amor me conceda amar, de modo que mi voluntad recupere enteramente su salud, se desprenda de una vez y para siempre del dominio tenebroso del mal y se sienta atraída irresistiblemente por tu bien. Hoy, aquí y ahora, deseo desprenderme de lo que me apartó de ti, por poco o por mucho; aquí y ahora me arrepiento de todo pecado de pensamiento, palabra, obra u omisión; y por eso, lleno de confianza en tu victoria, aquí y ahora quiero perder todo afecto a todo recuerdo, proyecto, fantasía, imagen, lugar, sensación, palabra, lectura, conversación, y a toda persona o cosa, o acto cualquiera de mi voluntad que te haya ofendido o que haya sido ocasión de que otros te ofendan, sea que yo me haya dado cuenta o que nunca lo haya sabido. Porque dando amor a lo que tú no amas, perdiendo el tiempo en lo que tú desprecias y gastando mis fuerzas en lo que tú repruebas, he robado el tiempo, las fuerzas y el amor que te pertenecen; ladrón he sido de tu gloria y de tu honor, y por eso la tristeza visitó mi vida y la amargura habitó en mi alma. Ya no ha de ser así, Padre mío. Ahora mi hogar será tu Providencia; mi alimento, tu Palabra; mi vestido, tu Cristo, y mi destino, tu Casa. Sea fruto de tu gracia que toda verdad me resulte amable y toda mentira odiosa; habite en mí tu bondad y séame toda maldad extraña; tenga gusto en el dolor que me acerque a ti y disgusto del placer que de ti me aleje. Así me atrevo a hablarte, y con audacia te ruego, Padre, porque al mirar a tu Divino Hijo en el Altar de la Cruz, no puedo retener en mí esta palabra: que tú eres mi fortaleza y yo tu debilidad; tú mi curación y yo tu herida. ¡Ah, Padre, deja que le abrace, que su amor nos una, si tan dispares somos, para que su debilidad me haga fuerte y sus heridas por fin me sanen! Amén. Ayúdame, Señor, a obtener el fruto espiritual
que Tú pretendes con esta enfermedad que me has enviado. Haz que comprenda que las enfermedades del cuerpo me ayudan a conseguir un conocimiento más perfecto del mismo, a desprenderme de todo lo creado y me invitan mediante la espontánea reflexión que trae consigo, sobre la brevedad de la vida, a trabajar con más empeño y seriedad en preparar mi alma para la vida futura donde no existe ni enfermedad ni pena, sino el eterno gozo de tu compañía. 9/2/2015 Comentarios Plegaria por un enfermoEl 22 de junio de 1985 la Sma. Virgen, dictándole a Jélena Vasilij la oración por un enfermo, le dijo:
“Queridos hijos: ¡La oración más hermosa que pueden rezar por un enfermo es precisamente ésta!”. La Virgen agregó que el mismo Jesús la ha aconsejado. El Señor quiere que durante el rezo de esta plegaria, tanto el enfermo como quien intercede por él, se abandonen con confianza en las manos de Dios. “¡Oh, Dios mío! El enfermo que se encuentra ante Ti ha venido a exponerte su voluntad, pidiéndote lo que juzga es para él la cosa más importante. Dios mío, infunde Tú en su corazón este convencimiento: ¡Lo importante es que gocemos de salud en el alma!. ¡Señor, que en todo se cumpla sobre él tu santa Voluntad! Si quieres su curación que se cure, pero si Tu voluntad es otra, que siga llevando su cruz. También te pido por cuantos intercedemos por él: purifica nuestros corazones para hacernos dignos de transmitir, por nuestro medio, Tu divina misericordia. Señor, protégelo y alivia sus penas. Que en él se cumpla Tu santa voluntad. Que por su medio sea revelado Tu Santo Nombre. Ayúdale a llevar con valentía su cruz”. Se recita tres veces el “Gloria” 9/2/2015 Comentarios Oración para un enfermoOh Dios mío, este enfermo
que está aquí delante de Tí, ha venido a pedirte lo que él desea y piensa que es lo más importante para él. Tu, oh Dios, haz que entren en su corazón estas palabras: ¨ ! Es más importante ser sanados del alma !¨ Señor, ! hágase sobre él Tu santa voluntad en todo ! Si Tu quieres que se sane, dale la salud. Pero si tu voluntad es diversa, que continúe llevando su cruz. Te rogamos también por nosotros que oramos por él; purifica nuestros corazones para que seamos dignos de donar, a través de nosotros mismos, Tu santa misericordia. Protégelo y alivia sus penas, hágase en él Tu santa voluntad. Que Tu santo nombre sea revelado a través de él; ayúdalo a llevar con amor su cruz. Amén. Un Padrenuestro
tres Avemaría un Gloria POR LA SALUD: MARÍA DESÁTAME Virgen María, mira aquí, son tantos nudos en mi, ayúdame Santa Mujer, solo..., no los puedo deshacer. Todo mi cuerpo padece, esta cruel enfermedad, el dolor que me domina, mi alma no soportara. Yo no estoy, ya preparado para este triste final, ¿ será quizá esta prueba que yo deba superar? No soy santo, ni merezco ser un mártir en el cielo. Soy pecador te confieso dame más tiempo te ruego. Tan solo tiempo te pido, para dar a mi familia la seguridad tan merecida, que no he podido brindar. Cuando cumpla con los míos, y mi espíritu prepare, te pediré de igual modo que lleves a tu lado. Con tu poder infinito, que con los nudos desatas quita de mi mal una parte que me pueda alivianar. Si tu desatas mis nudos, ¡Oh Virgen!; yo te prometo, traerte mi alma, mis sueños, todo mi amor completo. Madre nuestra, Madre mía, Aboga por mí en el cielo. Amén Reza el Padrenuestro tres Avemaría un Gloria 9/2/2015 Comentarios Oración por los enfermosSeñor,
Hazme un instrumento eficaz De tu misericordia. Señor, bendice mi mente Para que no sea indiferente ni insensible, Sino solicita a las necesidades. De mi prójimo enfermo. Señor, bendice mis ojos Para que reconozca en el que sufre Tu rostro, y me conduzcan A la luz y tesoros interiores. Señor, bendice mis oídos Para que oigan las voces que suplican escucha. Y respondan a los mensajes De quien no sabe expresar con palabras. . Señor, bendice mis manos Para que no permanezcan cerradas ni frías, Sino, que transmitan calor y cercanía Hacia quien necesita una presencia amiga Señor, bendice mis labios Para que no pronuncien frases vacías, Sino, que expresen comprensión y gentileza Que nace de un corazón que ama. Amén 9/2/2015 Comentarios Oración por los enfermosSeñor Jesús, creemos que estás vivo y resucitado.
Creemos que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar y en cada uno de nosotros. Te alabamos y te adoramos. Te damos gracias, Señor, por venir hasta nosotros como pan vivo bajado del cielo. Tú eres la plenitud de la vida. Tú eres la resurrección y la vida. Tú eres, Señor, la salud de los enfermos. Hoy queremos presentarte a todos los enfermos que leen esta oración, porque para Ti no hay distancia ni en el tiempo ni en el espacio. Tú eres el eterno presente y Tú los conoces. Ahora, Señor, te pedimos que tengas compasión de ellos. Visítalos a través de tu Evangelio proclamado en este libro para que todos reconozcan que Tú estás vivo en tu Iglesia hoy; y que se renueva su fe y su confianza en Ti; te lo suplicamos, Jesús. Ten compasión de los que sufren en su cuerpo, de los que sufren en su corazón y de los que sufren en su alma que están orando y leyendo los testimonios de lo que Tú estás haciendo por tu Espíritu renovador en el mundo entero. Ten compasión de ellos, Señor. Desde ahora te lo pedimos. Bendícelos a todos y haz que muchos vuelvan a encontrar la salud, que su fe crezca y se vayan abriendo a las maravillas de tu amor para que también ellos sean testigos de tu poder y de tu compasión. Te lo pedimos, Jesús, por el poder de tus santas llagas, por tu santa cruz y por tu preciosa sangre. Sánalos, Señor, sánalos en su cuerpo, sánalos en su corazón, sánalos en su alma. Dales vida y vida en abundancia. Te lo pedimos por intercesión de María Santísima, tu madre, la Virgen de los Dolores, quien estaba presente, de pie, cerca de la cruz. La que fue la primera en contemplar tus santas llagas y que nos diste por madre. Padre Emiliano Tardif 9/2/2015 Comentarios Oración por los enfermosSeñor Jesucristo, que para redimir a los hombres y sanar a los enfermos quisiste asumir nuestra condición humana; mira con piedad a N..., que está enfermo y necesita ser curado en el cuerpo y en el espíritu.
Reconfórtalo con tu poder para que levante su ánimo y pueda superar todos sus males; y, ya que has querido asociarlo a tu Pasión redentora, haz que confíe en la eficacia del dolor para la salvación del mundo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén Oh querido y dulce Niño Jesús: he aquí un pobre enfermo que, movido por la más viva fe, profundamente invoca tu divina ayuda en favor de su enfermedad.
En Ti pongo toda mi confianza. Sé que tú todo lo puedes y que eres muy misericordioso, la misma misericordia infinita. Grande pequeñito, por tu virtud divina, por el inmenso amor que tienes a los que sufren, a los afligidos, a todos los necesitados, escúchame, bendíceme, socórreme, consuélame. Amén. Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén. 9/2/2015 Comentarios Oración para pedir la saludPadre nuestro, que estás en los cielos, al igual
Que el sol ilumina la tierra y le da color y vida, él Nos recuerda tu amor. Porque es en ti en quien vivimos, nos movemos y existimos. De la misma manera que has estado entre nosotros muchas veces. A la hora de la dificultad, en el pasado, continúa bendiciéndonos ahora con tu ayuda. Mira, Señor, con bondad lo que se está haciendo en provecho mío. Guía con sabiduría al médico y todos los que cuidan de mis necesidades. Préstales tu fuerza curativa, para que me sea devuelta la salud y la fortaleza. Y te daré gracias por tu generoso y solícito cuidado. Por Cristo Nuestro Señor. Amén. Oh Niño Jesús, dueño de la vida y de la muerte, aunque indigno y pecador, me postro ante Ti para implorar la salud de (se nombra a la persona para quien se pide la gracia), a quien tanto amo.
La persona que te encomiendo sufre mucho, afligida por dolores, y no puede encontrar otra salida más que en tu omnipotencia, en la que pone todas sus esperanzas. Alivia, oh médico Celeste, sus penas, líbrala de sus sufrimientos y dale perfecta salud, si esto es conforme al querer divino y al verdadero bien de su alma. Amen ¡Oh amabilísima Virgen de Lourdes, Madre de Dios y Madre nuestra!
Llenos de aflicción y con lágrimas fluyendo de los ojos, acudimos en las horas amargas de la enfermedad a tu maternal corazón, para pedirte que derrames a manos llenas el tesoro de tu misericordia sobre nosotros. Indignos somos por nuestros pecados de que nos escuches, Pero acuérdate que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a ti haya sido abandonado. ¡Madre tierna! ¡Madre bondadosa! ¡Madre dulcísima! Ya que Dios obra por tu mano curaciones sin cuento en la Gruta prodigiosa de Lourdes, sanando tantas víctimas del dolor, guarda también una mirada de bendición para nuestro pobre enfermo… (se dice el nombre). Alcanzadle de vuestro Divino Hijo Jesucristo la deseada salud, si ha de ser para mayor gloria de Dios. Pero mucho más alcanzadnos a todos el perdón de nuestros pecados, paciencia y resignación en los sufrimientos y sobre todo un amor grande y eterno a nuestro Dios, prisionero por nosotros en los Sagrarios. Amén. Virgen de Lourdes, rogad por nosotros. Consuelo de los afligidos, rogad por nosotros. Salud de los enfermos, rogad por nosotros. Rezar tres Avemarías. Has clavado, Señor, tu cruz sobre mi alma,
sobre mi cuerpo, sobre mi corazón. Me ofreces el dolor. De todos los dolores, eliges para mí el que tú sabes que más agudamente va a atravesar mi corazón. Ayúdame, Señor, a soportar esta cruz. sin amargura, sin abatimiento, sin consideración alguna sobre mí. Amén. 9/2/2015 Comentarios Oración de un enfermo¡Oh Dios!, de mi debilidad y mi fortaleza,
de mi tristeza y de mi alegría, de mi soledad y compañia, de mi incertidumbre y esperanza. En la noche de mi enfermedad me pongo en tus manos de Padre: Alumbra esta oscuridad con un rayo de tu Luz, abre una rendija a mi esperanza, llena con tu Presencia mi soledad. Señor, que el sufrimiento no me aplaste, para que también ahora sienta el alivio de tu Amor y sea agradecido a la generosidad de cuantos sufren conmigo. Amén 9/2/2015 Comentarios Oración de un enfermoSeñor, Tú conoces todo y sabes que Te amo. Ayúdame a tener siempre
en cuenta mi limitación humana y mi debilidad. Dame un espíritu sincero y generoso de aceptación de mi dolor y enfermedad. Que tu gracia me ayude a no encerrarme en mi mismo. Dame luz y valor para ver tu mano bondadosa que va trabajando en m¡ a través de mi enfermedad, aún sin darme yo cuenta de ello. Cuando esté triste y deprimido, nunca permitas que falle mi confianza en Tí y en tu gracia poderosa. Enséñame a ser abierto, para apreciar los esfuerzos de los doctores, de las enfermeras y de todos los que cuidan mi salud. A veces tengo dolores, muchos dolores, sufro mucho y me parece que no saben comprenderme, que nunca voy a salir de mis males, y la desesperación quiere apoderarse de mi espíritu. Dame fe y fuerza para levantar mis ojos hacia Tí, mi ayuda y mi salvación. Te pido sigas bendiciendo este día, cuidándome con tu mirada de Padre e iluminando a todos aquellos que hoy me visitar n. ¡Gracias, Señor! Amén. 9/2/2015 Comentarios Oración de sanaciónPadre Santo, en el Nombre de Jesucristo y con la intercesión de la Santísima Virgen María, de los santos ángeles, de los santos, de la Madre María de San José te presentamos a los enfermos en el alma, en la mente, en el cuerpo y en el espíritu y te pedimos para todos ellos y también para nosotros que nos sanes. Todo lo pedimos de acuerdo a tu Santa Voluntad Padre Santo, en el Nombre de Jesús, por los meritos de su Divina Infancia, por su Sangre Preciosa, por sus santas llagas, por su Resurrección que todo sea para tu gloria. Creemos en tu poder y te pedimos, oh buen Jesús que la fuerza del Espíritu Santo sea liberada ahora y que todos seamos curados.
En el Nombre de Jesús y con la intercesión de María, Rosa Mística, de los santos ángeles, de los santos y benditas animas del purgatorio, te pedimos Padre Santo que nos sanes de toda herida profunda en nuestros corazones, de todo resentimiento y rechazo, de toda carencia de amor, de depresión y de soledad, sánanos de toda carencia afectiva. Sánanos de toda frustración, fracaso, complejo y trauma, de odios, de divisiones, de envidia, de hipocresía, de ira, rabia, (especialmente de...). Llena Señor en nosotros cualquier vacío que pudiera existir con tu presencia santa y danos tu llenura. Danos tu libertad y tu amor. Danos tu paz. En el Nombre de Jesús y con la intercesión de nuestra Madre Celestial María, Madre de la Iglesia, de los santos ángeles y santos del cielo, te pedimos Padre Santo que nos sanes de cualquier vicio que pudiéramos tener (especialmente de...), sánanos de todo miedo, temor, nerviosismo, angustia, ansiedad, e inseguridad, del orgullo y de toda soberbia. Sánanos de depresión, psicosis, obsesiones, de toda inestabilidad emocional y mental, decepción, desengaño, amargura, de rebeldía, de toda idolatría y superstición, de toda enfermedad mental, y de cualquier falta de perdón. En el Nombre de Jesús y con la intercesión de la Santísima Virgen María, de los santos ángeles, de los santos y benditas animas del purgatorio, Padre Santo te pedimos que nos liberes de toda atadura genética de cosa proveniente de nuestros antepasados. En el nombre de Jesucristo te pedimos que cortes Padre Santo en este momento cualquier atadura de pecado transmitida por nuestros antepasados, así como cualquier maldición heredada. En el Nombre de Jesús y con la intercesión de la Sma. Virgen María, de los santos ángeles, de los santos y benditas animas del purgatorio, te pedimos Padre Santo que nos sanes físicamente de toda enfermedad conocida o desconocida, de toda enfermedad curable o incurable. Sánanos especialmente de cáncer, de toda enfermedad glandular, de obesidad, anorexia, asma, artritis, artrosis, hígado, páncreas, vesícula, vaso, enfermedades circulatorias, de la sangre, de la presión arterial, de enfermedades en la piel, de alergias, de enfermedades respiratorias, de enfermedades estomacales, de nervios, de ansiedad, de stress, de anemia, de sida, (especialmente de...). Gracias Padre Santo por escuchar nuestras plegarias, sabemos que tu estas actuando con tu poder y que todo lo puedes. Señor en ti confiamos y en ti esperamos. Te damos gracias por todo lo que has hecho, por lo que estas haciendo y por lo que seguirás haciendo en nuestras vidas. Amén. Señor Jesús, Te agradezco por el don de la vida.
Tú conoces las personas y las circunstancias que me han formado ya sea física como emocional y espiritualmente. Ellas, y las más íntimas experiencias de mi mente y de mi corazón, me han hecho la persona que soy ahora. Perdóname, Señor, por todas las veces que te he fallado, por mi fallos contra mi mismo y los demás. Al mismo tiempo, perdono a todos los que me han fallado de alguna manera y me han herido. Ayúdame a ver que mi enfermedad tiene una parte muy importante en mi vida. Ella me ayudará a ser plenamente la persona que Tu quieres que yo sea. No permitas que yo pierda o desperdicie lo que Tu quieres hacer conmigo para hacer completa mi vida en esta tierra y para prepara mi vida contigo en el Cielo. Ahora yo no puedo orar de la manera que quisiera. (Estoy dolorido, cansado confundido). Te pido que aceptes cada mi respiro como un acto de amor y de confianza en Ti. Tu eres mi Salvador. Yo quiero descansar sobre tu amante Corazón en la seguridad y en la paz, como un niño en los brazos de su padre. Yo sé que Tú no me abandonarás. Te amo, mi Señor, quisiera amarte con todo mi corazón. Amen Santo Padre Pío, ya que durante tu vida terrena mostraste un gran amor por los enfermos y afligidos, escucha nuestros ruegos e intercede ante nuestro Padre Misericordioso por los que sufren.
Asiste desde el cielo a todos los enfermos del mundo; sostiene a quienes han perdido toda esperanza de curación; consuela a quienes gritan o lloran por sus tremendos dolores; protege a quienes no pueden atenderse o medicarse por falta de recursos materiales o ignorancia; alienta a quienes no pueden reposar porque deben trabajar; vigila a quienes buscan en la cama una posición menos dolorosa; acompaña a quienes ven que la enfermedad frustra sus proyectos; alumbra a quienes pasan una "noche oscura" y desesperan; toca los miembros y músculos que han perdido movilidad; ilumina a quienes ven tambalear su fe y se sienten atacados por dudas que los atormentan; apacigua a quienes se impacientan viendo que no mejoran; calma a quienes se estremecen por dolores y calambres; concede paciencia, humildad y constancia a quienes se rehabilitan; devuelve la paz y la alegría a quienes se llenaron de angustia; disminuye los padecimientos de los más débiles y ancianos; vela junto al lecho de los que perdieron el conocimiento; guía a los moribundos al gozo eterno; conduce a los que más lo necesitan al encuentro con Dios; bendice abundantemente a quienes los asisten en su dolor, los consuelan en su angustia y los protegen con caridad. Amén Oh Virgen María, Salud de los enfermos,
que has acompañado a Jesús en el camino del Calvario y has permanecido junto a la cruz en la que moría tu Hijo, participando íntimamente de sus dolores, acoge nuestros sufrimientos y únelos a los de Él, para que las semillas esparcidas durante el Jubileo sigan produciendo frutos abundantes en los años venideros. Madre misericordiosa, con fe nos volvemos hacia Ti. Alcánzanos de tu Hijo el que podamos volver pronto, plenamente restablecidos, a nuestras ocupaciones, para hacernos útiles al prójimo con nuestro trabajo. Mientras tanto, quédate junto a nosotros en el momento de la prueba y ayúdanos a repetir cada día contigo nuestro "sí", seguros de que Dios sabe sacar de todo mal un bien más grande. Virgen Inmaculada, haz que los frutos del Año Jubilar sean para nosotros y para nuestros seres queridos, prenda de un renovado empuje en la vida cristiana, para que en la contemplación del Rostro de Cristo Resucitado encontremos la abundancia de la misericordia de Dios y la alegría sin fin del Cielo. Amén 9/2/2015 Comentarios Credo del dolorA las almas adoloridas, que cargan pesos insufribles, a quienes sus cruces pareciera aplastar sin remedio, el recuerdo del valor pleno de sentido del dolor otorga al sufrimiento una trascendencia del que están privados los paganos. Recomendamos vivamente su lectura y hacer de su difusión un apostolado
CREO que otorgó Dios el dolor al hombre con designios de amor y de misericordia. CREO que Cristo Nuestro Señor ha transformado, santificado y casi divinizado el dolor. CREO que el dolor es para el alma el gran cooperador de la redención y la santificación. CREO que el dolor es fecundo tanto, y aún más, a veces, que nuestras palabras y obras; y más poderosas han sido para nosotros y más eficaces a los ojos de su Padre, las horas de la Pasión de Cristo que los años de su predicación y de su apostolado en la tierra. CREO que entre las almas, las de este mundo, las que expían (en el purgatorio) y las que ya han alcanzado la verdadera vida, circula inmensa y no interrumpida corriente, hecha de sufrimientos, de los merecimientos del amor de esas almas; creo que nuestros más íntimos dolores, nuestros más fáciles esfuerzos pueden, por la intervención divina, alcanzar hasta las almas más queridas, próximas o lejanas e influir en ellas llevándoles luz, paz y santidad. CREO que en la eternidad hallaremos a aquellos que han soportado y abrazado la Cruz y que sus sufrimientos y los nuestros irán a perderse en el infinito amor divino y en las alegrías de la definitiva reunión. CREO que Dios es amor y que, en sus manos, el dolor no es más que un medio de que se vale su amor para transformarnos y salvarnos. CREO en la comunión de los Santos, la resurrección de la carne y la vida perdurable. Amén. |
TextosMoniciones, Oraciones y más textos de apoyo. Fecha
Noviembre 2015
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